En 1978,
nuestro fundador dio vida al Centro Comboniano de Evangelización,
que inició produciendo casettes, libros y folletos de evangelización. Este
Centro despertó un fuerte deseo de evangelización en muchos jóvenes y adultos,
así que el p. Luis comenzó a organizar un movimiento de laicos.
A fines de
1981 los superiores combonianos le aconsejaron llevar adelante este apostolado
con los jóvenes bajo la responsabilidad de un obispo. Así lo hizo, y el
movimiento laical por él iniciado fue tomando consistencia en la diócesis de
Cuautitlán-Izcalli, al mismo tiempo en que ocupó el cargo de párroco en la
población de San José el Vidrio, ambas localidades en el Estado de México.
Queriendo el
fundador dar un nombre al movimiento laical, centró su atención en el texto de
Lc 1, 2: «...tal como nos las han transmitido los que desde el
principio fueron testigos oculares y Servidores de la Palabra...».
Los
misioneros laicos hacían una promesa pública de evangelizar por un año a tiempo
completo; en dicha promesa se manifestaba el propósito de acompañar la
predicación con el testimonio de una vida inspirada en los consejos
evangélicos.
Algunos
jóvenes del movimiento, que tenían más de tres años evangelizando, pidieron
al padre Luis que les brindara el apoyo para poder entregarse a la
evangelización durante toda la vida y de una manera más radical, por lo que el
padre comenzó a considerar las posibilidades para atender a las demandas de
estos jóvenes. Fue así que el 26 de marzo de 1984 el Obispo de la
diócesis de Cuautitlán, Mons. Manuel Samaniego Barriga, los erigió como una
Asociación Pública Clerical.
La forma de
vida que se llevaba en estas comunidades laicales era muy especial: todos ellos
hacían un tiempo de noviciado antes de ingresar a la respectiva comunidad, para
lo que se comprometían mediante votos y haciendo vida en común. Al
cabo de siete años, el fundador estimó necesario estructurar su estilo de vida
en dos Institutos de Vida Consagrada para las misiones. El último domingo de
octubre de 1990, en ocasión de la fiesta de Cristo Misionero, se adoptó
oficialmente la forma religiosa.
Después que
la Santa Sede aprobó las Constituciones, el 6 de junio de 1997 –Fiesta del
Sagrado Corazón–, el Ordinario del lugar erigió la Asociación Pública Clerical
en Institutos Religiosos de Derecho Diocesano: Misioneros Servidores de la
Palabra y Hermanas Misioneras Servidoras de la Palabra, respectivamente.
El 22 de
febrero de 2008 la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las
Sociedades de Vida Apostólica, con la aprobación de Su Santidad el Papa
Benedicto XVI, erigió nuestras comunidades como Institutos Religiosos de
Derecho Pontificio.
Ambas
comunidades, aunque gozamos de independencia jurídica, compartimos el mismo
carisma fundante: «evangelizar –con la Biblia en la mano– a los laicos
para evangelizar con los laicos». Por ello nos encargamos de formar a
jóvenes laicos de ambos sexos que, luego de un periodo de formación de seis
meses, hacen una promesa pública de dedicar un año de su vida, a tiempo
completo, para la evangelización. Ellos son el Movimiento Misionero Servidores
de la Palabra (MMSP), que actualmente están presentes en todos los países donde
los MSP y las HMSP realizan también su apostolado.
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