domingo, 7 de octubre de 2012

Como nacen los Misioneros Servidores de la Palabra





En 1978, nuestro fundador dio vida al Centro Comboniano de Evangelización, que inició produciendo casettes, libros y folletos de evangelización. Este Centro despertó un fuerte deseo de evangelización en muchos jóvenes y adultos, así que el p. Luis comenzó a organizar un movimiento de laicos.

A fines de 1981 los superiores combonianos le aconsejaron llevar adelante este apostolado con los jóvenes bajo la responsabilidad de un obispo.  Así lo hizo, y el movimiento laical por él iniciado fue tomando consistencia en la diócesis de Cuautitlán-Izcalli, al mismo tiempo en que ocupó el cargo de párroco en la población de San José el Vidrio, ambas localidades en el Estado de México.

Queriendo el fundador dar un nombre al movimiento laical, centró su atención en el texto de Lc 1, 2: «...tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y Servidores de la Palabra...».
Los misioneros laicos hacían una promesa pública de evangelizar por un año a tiempo completo; en dicha promesa se manifestaba el propósito de acompañar la predicación con el testimonio de una vida inspirada en los consejos evangélicos.

Algunos jóvenes del movimiento, que tenían más de tres años evangelizando, pidieron al  padre Luis que les brindara el apoyo para poder entregarse a la evangelización durante toda la vida y de una manera más radical, por lo que el padre comenzó a considerar las posibilidades para atender a las demandas de estos jóvenes.  Fue así que el 26 de marzo de 1984 el Obispo de la diócesis de Cuautitlán, Mons. Manuel Samaniego Barriga, los erigió como una Asociación Pública Clerical.

La forma de vida que se llevaba en estas comunidades laicales era muy especial: todos ellos hacían un tiempo de noviciado antes de ingresar a la respectiva comunidad, para lo que se comprometían mediante votos y haciendo vida en común.   Al cabo de siete años, el fundador estimó necesario estructurar su estilo de vida en dos Institutos de Vida Consagrada para las misiones. El último domingo de octubre de 1990, en ocasión de la fiesta de Cristo Misionero, se adoptó oficialmente la forma religiosa.


Después que la Santa Sede aprobó las Constituciones, el 6 de junio de 1997 –Fiesta del Sagrado Corazón–, el Ordinario del lugar erigió la Asociación Pública Clerical en Institutos Religiosos de Derecho Diocesano: Misioneros Servidores de la Palabra y Hermanas Misioneras Servidoras de la Palabra, respectivamente.

El 22 de febrero de 2008 la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, con la aprobación de Su Santidad el Papa Benedicto XVI, erigió nuestras comunidades como Institutos Religiosos de Derecho Pontificio.

Ambas comunidades, aunque gozamos de independencia jurídica, compartimos el mismo carisma fundante: «evangelizar –con la Biblia en la mano– a los laicos para evangelizar con los laicos». Por ello nos encargamos de formar a jóvenes laicos de ambos sexos que, luego de un periodo de formación de seis meses, hacen una promesa pública de dedicar un año de su vida, a tiempo completo, para la evangelización. Ellos son el Movimiento Misionero Servidores de la Palabra (MMSP), que actualmente están presentes en todos los países donde los MSP y las HMSP realizan también su apostolado.







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