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INSTITUTO DE LAS HMSP
Actualmente, en el Instituto HMSP hay 171 religiosas de votos perpetuos, 124 de votos temporales, 53 novicias y 31 postulantes.
(2012)
La formación de la Hermana Misionera Servidora de la Palabra se lleva a cabo en cinco etapas:
-Etapa apostólica
Es la etapa que viven las jóvenes laicas que, después de seis meses de preparación espiritual, de estudio y de trabajo, se dan a la tarea de la evangelización a tiempo completo. Este servicio lo ejercen durante dos años, mediante una promesa de servir según el método de las Hermanas Misioneras Servidoras de la Palabra.
- Postulantado
El postulantado es un tiempo que sirve de preparación inmediata para el noviciado. Se trata de una experiencia de intensa oración y de estudio de la vocación, la cual solicitan hacer aquellas jóvenes que, durante la etapa apostólica, han experimentado la inquietud de consagrar a Dios toda su vida.
La duración del postulantado es de tres a seis meses para las que han cursado ya la preparatoria, y de un año para las que aún no la han estudiado. Durante este periodo de formación, la joven profundiza en el contenido de algunos documentos de la Iglesia, tratados de vida espiritual, de formación humana, etc.
Para ser admitida como postulante, la joven que lo solicita debe tener los seis meses de preparación para la promesa apostólica, y por lo menos dos años de apostolado.
-Noviciado
El Noviciado es un tiempo de formación especial durante el cual la joven se prepara a una consagración a Dios mediante la profesión de votos públicos, según las Constituciones y la espiritualidad de las HMSP. Es por ello que la novicia porta el hábito propio desde que inicia esta etapa de formación, el cual es signo de su consagración y testimonio de pobreza.
Para ser admitida al noviciado es necesario que la joven que lo solicita tenga al menos veinte años de edad y haya cubierto todas las etapas de formación previas: el tiempo de formación como misionera laica, la etapa apostólica y el postulantado.
El noviciado de las HMSP dura dos años. Durante el primer año, se dedica todo el tiempo a profundizar en la comunión personal con Cristo y las exigencias de la caridad y de la vida comunitaria. Durante el noviciado de las HMSP merecen especial atención los principales aspectos de la espiritualidad comunitaria, como son el espíritu de generosidad y de sacrificio que fortifican la voluntad, y el conocimiento vivencial de la Palabra de Dios. También ocupa un tiempo importante el estudio de las Constituciones del instituto, de algún idioma, liturgia y música.
La novicia debe cultivar un especial aprecio por la vida de oración, la cual alimenta especialmente con el estudio y la reflexión de la Sagrada Escritura, convencida de que una misionera vale tanto cuanto sabe orar.
La vida de oración en común es uno de los deseos más sublimes del Señor, y constantemente lo aconseja a los suyos: «Cuando dos o tres se reúnen en mi nombre, yo estaré entre ellos» (Mt 18, 20); debe ser alimentada principalmente por la oración comunitaria, y es por eso que las novicias rezan en común el Oficio de Lectura, las Laudes, una hora intermedia, las Vísperas y las Completas. También en la meditación de la mañana –que dura una hora– y en la Celebración Eucarística se participa comunitariamente.
El trabajo manual no debe faltar en las actividades diarias de la novicia, pues éste juega un importante papel a la hora de forjar carácter firme, que no vacile ante las dificultades de la vida.
-Votos temporales
Mediante los votos de castidad, pobreza y obediencia la religiosa se consagra a Dios, imitando de manera especial a Cristo casto, pobre y obediente, y llegando así a ser «un signo verdadero de Cristo en el mundo».
Los votos temporales se renuevan cada año durante cinco años. Este periodo (juniorado) prepara a la religiosa a una definitiva y más generosa entrega al Señor, y durante el mismo, estudia Filosofía o Teología, según sus aptitudes, al tiempo en que ejerce un apostolado de evangelización. La formación de la juniora es integral: debe cuidar su crecimiento espiritual, apostólico y doctrinal, y siempre ha de existir en ella la apertura a ser enviada a las misiones en cualquier parte del mundo.
Una vez cumplido este tiempo, la religiosa HMSP que así lo solicita puede ser admitida a los votos perpetuos.
-Votos perpetuos
Los votos perpetuos determinan la incorporación definitiva de la religiosa al Instituto. Cada una de las hermanas pronuncia ante la superiora General su profesión perpetua, recibiendo en el acto un anillo de Rosario, símbolo de su fidelidad y compromiso.
El apostolado de las hermanas es específicamente de evangelización. Por lo tanto, las HMSP se esmeran en buscar nuevas iniciativas para una mejor eficacia del mismo.
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